La decisión hecha pública por Estados Unidos y otros de sus aliados, de suministrar con urgencia más armas a las bandas extranjeras y grupos terroristas que combaten al Gobierno de Siria, es la mayor confirmación de que el principal objetivo imperialista no es precisamente el diálogo para la solución pacífica del conflicto, sino devastar al país y lograr el derrocamiento del presidente Bachar Al Assad.
El acuerdo recién adoptado en Doha por los llamados Amigos de Siria responde al cambio de la situación en el terreno militar como resultado de los fuertes golpes propinados por las fuerzas gubernamentales a los atacantes, que han permitido desalojarlos de la localidad de Quseir y del norte de la Alepo, importantes enclaves ocupados por estos grupos mercenarios.
Como era de esperar la “voz cantante” del encuentro fue la del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien aseguró al término del cónclave que los ministros de los 11 países que integran el grupo se comprometieron a dar a los rebeldes más asistencia humanitaria y en armas, en un “nuevo esfuerzo por poner fin a dos años de combates que han causado la muerte a decenas de miles de sirios”. Pero se abstuvo de mencionar ninguno de los acuerdos secretos tomados por los participantes para el uso de la fuerza o la canalización del suministro de armamentos a través del llamado Consejo Supremo Militar.
En un derroche de malabarismo verbal, el jefe de la diplomacia estadounidense añadió sin sonrojarse, que aun cuando Washington está incrementando la ayuda a los rebeldes, la mejor manera de solucionar el conflicto en ese país sería mediante negociaciones “para que el pueblo sirio sea capaz de escoger el futuro para su país, en un clima de paz, sin opresión ni violencia”,
La decisión de los Amigos de Siria de incrementar el apoyo en armas a los invasores extranjeros, antecede a la próxima Conferencia de Paz en Ginebra, para tratar la crisis, y ante la cual Washington y Londres han estado presionando para que se realicen conversaciones entre el gobierno de Al Asad y sus opositores, por lo que las expectativas sobre sus resultados no son del todo halagüeñas.
Para los objetivos estratégicos de Estados Unidos e Israel y el resto de sus aliados, la República Árabe Siria —como lo fue en su tiempo Cartago para Catón, el censor romano— debe ser destruida, para obligar a su presidente a abandonar el poder.
Con esos Amigos de Siria, ¿para qué necesita enemigos?