En estos días, a quienes habitualmente transitan por las cercanías de la base de ómnibus Las Américas, del municipio de Santiago de Cuba, no les resulta ajeno el incremento que allí se aprecia en el ir y venir de guaguas.
Tal vez no lo perciban igual los miles de santiagueros que se arremolinan en las paradas a la espera de que llegue la ruta que les evitará la molesta caminata loma arriba y loma abajo, pues aun cuando algunos carros recuperados oxigenan la transportación urbana, la demanda supera con creces las posibilidades de solventarla.
No obstante, siempre hay esperanzas de un ligero alivio en el tenso diarismo de este servicio, cuestión que puede materializarse en el contexto de la paulatina reanimación que tiene lugar en el sector.
Un total de 20 equipos que hasta hace poco permanecían en desuso —Yutong rígidos y articulados, Mercedes Benz y Daewoo— reciben los beneficios de las reparaciones técnicas, la chapistería y la pintura; otros seis —Liaz Kamaz— también se benefician, amén de que se espera la llegada a la ciudad de nuevos ómnibus, según precisiones de Bernardo Madrazo, subdirector general de la Empresa Provincial de Transporte.
En la misión de devolverles la vida útil a los viejos equipos andan involucrados buen número de mecánicos, chapisteros y pintores de casi todos los municipios del territorio, conocedores de sus oficios, y de lo que significa reincorporar esos vehículos al movimiento de pasajeros de una ciudad que tiene unos 500 mil habitantes.
Detrás del timón
La paulatina reanimación del parque de ómnibus de Las Américas es bálsamo para los pasajeros y señal de aliento para los trabajadores, particularmente los choferes, a quienes se les abre la posibilidad de mejorar la eficiencia de su desempeño —más viajes, mayor recaudación— y como resultado de ello sus ingresos, los cuales se ubican hoy por debajo de los 275 pesos, a contrapelo de lo que perciben muchos de sus homólogos en el país.
“Aquí el mayor disgusto lo tenemos con lo que mensualmente nos llevamos al bolsillo —asegura Jorge Villanueva, secretario general de una de las tres secciones sindicales de la base— por mucho esfuerzo que hagamos no sobrepasamos los 275 pesos mensuales, una situación que se extiende en el tiempo, que se ha planteado y repetido, pero que no encuentra solución oportuna, al igual que el cobro fuera de fecha”.
“Antes teníamos un sistema de pago diferente, ese sí nos daba resultado, acota Juan Albacete, con más de 30 años de experiencia como chofer, es verdad que había que batallar, pero se ganaba dinero en correspondencia con lo que se hacía y estábamos muy estimulados.
“De un tiempo hacia acá eso cambió, dice Albacete, no le pagan a uno más de nueve horas en el día; sin embargo, en ocasiones, sí nos solicitan que demos viajes después de terminar el turno de labor, para apoyar cualquier problema, y nunca nos negamos, damos siempre el paso al frente, aun cuando por esos viajes extras no percibimos dinero alguno”.
Otros muchos en la base, Dennis, Juan Alberto, Emilio, Antonio, Raimundo, Rolando, Ramón…, comparten criterios similares, sustentados en el esfuerzo personal, ese que no parece rendir los frutos necesarios como para concretar un adecuado pago por resultados.
“El salario básico establecido para un chofer es 274.47 pesos, precisa Julio Olangua, administrador de Las Américas, y además se le paga el uno por ciento del sobrecumplimiento de la recaudación, pero en este año, hasta el cierre de abril, el plan era de algo más de 3 millones de pesos, y en realidad solo se hicieron 2 millones 834 mil”.
“No cobran estimulación porque no cumplen el plan de ingresos, dice categórico el ingeniero Leonardo Díaz, director provincial de Transporte en Santiago de Cuba; otra situación es que como norma en el país el pasaje tiene un valor de 40 centavos y en Santiago de Cuba es de 20 centavos, entonces, desde que se comienza a prestar el servicio se está condenado a pérdidas.
“El servicio cuesta 38 centavos y se cobra a 20; esa es la esencia del problema, lo otro son cuestiones subjetivas en las que hay que continuar insistiendo, entre ellas la disciplina laboral.
“Pero nadie crea que se está pensando en subir el precio del pasaje, la solución estriba más bien en la búsqueda de vías que permitan el cumplimiento del plan con la aplicación de alternativas que ya se estudian.
“Para eso, continúa explicando el director provincial de Transporte, el grupo nacional que trabaja en la implementación de los Lineamientos decidió evaluar en Santiago de Cuba una nueva proyección de servicio, nuevos esquemas de gestión en la base de ómnibus, además de otros lugares, y al final se deben transformar cuestiones que hoy no dan resultados, para aplicar una estrategia que tribute a que los trabajadores sí perciban un nivel de salario decoroso”.
Para que la guagua no vaya en reversa
La provincia de Santiago de Cuba acomete, con el apoyo del país y con la colaboración de especialistas chinos, un colosal proceso de reanimación del transporte, en particular de los ómnibus urbanos.
Tamaño empeño debe acompañarse de un enfoque integral, ese en el que no solo se incluyan las cuestiones materiales, sino también aquellas relacionadas con los recursos humanos, factores claves de cualquier proceso productivo o de servicios.
El ímpetu presente en la recuperación de las guaguas debe estar también en la búsqueda de las vías precisas para lograr incrementar los ingresos de aquellos que timón en mano materializan el traslado de pasajeros por las calles de la cuatricentenaria Santiago de Cuba.
Administración y sindicato unidos han de empeñarse en esta misión para juntos conducir rumbo a la eficiencia.