Seis derrotas en línea. ¿Qué sientes ahora mismo?
Primera vez que me sucede algo así. Estaba adaptado a ganar, así que esto es muy fuerte. La sensación es terrible: ya no sé el día ni la hora en que vamos a triunfar. Lo he tomado con tranquilidad porque hace falta mente fría para volver al camino de siempre.
¿Qué tal te va de jugador auxiliar?
Bastante bien. No puedo liderear el ataque, pero ayudo en el recibo que ha sido la orientación fundamental de los entrenadores. En este deporte los resultados individuales dependen mucho del equipo.
La selección anda muy desconcertada…
La causa es el bajo nivel de nuestros jugadores y la superioridad de los rivales. Los titulares actuales eran suplentes hace apenas unos meses, así no es posible vencer a equipos de mayor experiencia.
Ahora sí se perciben bien las consecuencias de tantas bajas…
Se desbarató la selección. Apenas quedan tres de los medallistas de plata mundial en el 2010. Eso no le sucede a nadie en el mundo. Los grandes conjuntos mantienen o elevan su calidad, nosotros estamos empeorando por día y nadie hace nada.
¿Te imaginas cómo solucionar esta situación?
Hay que atender mejor a los voleibolistas. Cuando uno se siente olvidado se decepciona. No es posible que entrenes, compitas, obtengas resultados y no te reconozcan como corresponde. Por eso la gente se va. Ganamos el bronce en la pasada Liga y no volvimos a jugar hasta ahora. Por ese camino no nos recuperaremos.