En una de las comisiones de trabajo que analizó los sistemas de gestión en el VII Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), efectuado recientemente en el Palacio de las Convenciones de La Habana, Gladys María Bejerano Portela, Contralora General de la República, realizó una intervención medular sobre la importancia del control interno en la actualización del modelo económico cubano.
Lo consideró una cuestión de honor y de vergüenza y esencial para evitar el robo, el despilfarro y el derroche.
Planteó además, que la situación no es aún favorable y que mirando hacia el futuro falta mucho por hacer, pero se hace evidente un cambio de mentalidad, de la forma de hablar del tema.
Hay que pasar de lo general, de lo metodológico a la práctica, a la demostración, subrayó la también Vicepresidenta del Consejo de Estado, quien explicó además que la Resolución No. 60, de la Contraloría General de la República, que establece las normas del control interno, instituye el marco conceptual para todos, pero el sistema debe establecerse, de manera integral, en cada lugar, pues los recursos y el personal son diferentes hasta en centros de un mismo sector.
Instó a trabajar sobre la base de la ética y el compromiso, a aprovechar las potencialidades de los recursos humanos, y afirmó que en estos momentos se realizan análisis de las causas que provocan los hechos delictivos y de corrupción.
Para que exista orden tiene que haber control y trabajar con sentido de prevención, de identificación de los riesgos, dijo la Contralora General de la República, y exhortó a quienes dirigen a conversar con los trabajadores, bajar a los talleres, visitar los almacenes.
Resaltó además, la importancia de la información y la comunicación sobre el tema. Hay que hablar, explicar y razonar, no solo mandar, precisó.
Manifestó que se viven momentos complejos, pero existe el deber de garantizar que la Revolución siga adelante, sobre la base del compromiso y el enfrentamiento de la realidad.
Debemos sentir optimismo y confianza. No podemos fallar, apuntó.