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Una y muchas flores para Leonor

Leonor Pérez Cabrera, madre de José Martí
Leonor Pérez Cabrera, madre de José Martí

El Día de las Madres es  ocasión propicia para  rendirles honores, no solo  a nuestras madres, sino  a todas aquellas mujeres  que han engrandecido la  historia patria.

Con justa razón, en Santiago  de Cuba se recuerda a  Mariana Grajales, la madre de  los Maceo y de todos los cubanos,  y también a María Cabrales,  la esposa del Titán de Bronce;  los pinareños con amor y respeto,  honran a Esther Montes de Oca, la  madre de los hermanos Luis y Sergio  Saíz, y así se pueden poner otros  muchos ejemplos, de los tantos que  ocurren en el país durante la celebración, y  que quizás no llegan a salir por la televisión u  otro medio de prensa.

Sin embargo, el Máster en Pedagogía  Ricardo Calderón, un profundo martiano,  tal como expresa en su misiva, se pregunta  entre otras interrogantes “por qué en la  tumba que guarda los restos de Leonor Pérez  no se coloca ni una rosa a nombre del  Gobierno”.

Según cuenta, ha podido comprobarlo.  “Desgraciadamente mi madre falleció hace  algunos años y he adquirido la costumbre de  los Días de las Madres ir al cementerio de Colón  a depositar humildemente unas flores en  el panteón donde descansan los restos de la  autora de mis días”.

Afirma que en su trayecto por la calle  principal de la necrópolis pasa por la tumba  de los padres de Martí (doña Leonor Pérez  y Mariano Martí), y hace más de tres  años que espera porque a ella se le deposite  aunque sea una humilde flor. Ese olvido le  parece imperdonable.

Recuerda Ricardo el cariño que profesaba  José Martí por su madre; los hermosos poemas  que le dedicó, las cartas en las cuales le  reiteraba su amor infinito.

A doña Leonor Pérez todos los cubanos  le debemos respeto y amor; tributo eterno  no solo por haber sido la madre de nuestro  Héroe Nacional, sino por haber entregado a  la patria y a los cubanos a su primogénito, a  su hijo adorado, a ese gran hombre.

Soy de las que piensa que a las madres no  se les evoca solo en una fecha que marca el  almanaque, cualquier día es propicio para los  honores; pero existe la tradición y los pueblos  viven y se alimentan de ellas, por eso comparto  el criterio de que unas flores pueden y  deben marcar la diferencia cada segundo domingo  de mayo en la tumba donde reposan  los restos de Leonor Pérez.

Y con el perdón de Ricardo, el olvido es  de todos. No hace falta pedir permiso a nadie  para colocar en ese nicho una flor, sencilla,  pero amorosa, tal como fue la vida de  doña Leonor, quien tuvo la gloria de haber  traído al mundo al más universal de los cubanos.

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