En su informe semestral sobre perspectivas económicas, el organismo dibujó un panorama desolador para España, al vaticinar una contracción de su Producto Interno Bruto (PIB) de 1,7 por ciento para este año, frente a la caída de 1,3 por ciento proyectada por el Gobierno.
Para 2014, la remontada del PIB también será más modesta de la vaticinada por la OCDE en noviembre último, pues pasará de 0,5 a 0,4 por ciento, lo cual conducirá a un nivel de desocupación que rebasará el 28 por ciento antes de estabilizarse, apuntó.
La elevada proyección de paro pone en entredicho los efectos de la reforma laboral aprobada hace poco más de un año por el gobierno conservador de Mariano Rajoy, la cual, lejos de crear empleo, incrementó la destrucción de puestos de trabajo.
España terminó el primer trimestre de 2013 con seis millones 202 mil 700 desempleados, 27,16 por ciento de su población económicamente activa, según el Instituto Nacional de Estadística.
Por primera vez en la historia de este país, la cifra de trabajadores en la calle superó la barrera de los seis millones, pues al cierre de diciembre de 2012 esta era de cinco millones 965 mil 400 desempleados, equivalente al 26,02 por ciento.
Estas previsiones de la organización, con sede en París, son incluso más pesimistas que las de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional, que aguardan un retroceso económico de 1,5 y 1,6 por ciento en 2013 y una subida de 0,9 y de 0,7 por ciento en 2014, respectivamente.
«Esta previsto que la recesión en España continúe en 2013 en la medida que la consolidación fiscal y el alto endeudamiento del sector privado socaven la demanda doméstica», subrayó la institución, tras advertir que la economía sigue estando «en las garras de una recesión prolongada».
A su juicio, nuevas medidas de ajuste permitirán al país ibérico una reducción del déficit público -que bajó del 9,4 por ciento en 2011 al siete por ciento en 2012, sin incluir el rescate de la UE a la banca española-, pero el avance será lento debido al pobre crecimiento, alertó.
Madrid puso en marcha a partir de 2010 duros recortes sociales y laborales al dictado de Bruselas, con el objetivo de alejar los temores vinculados con la crisis de deuda en la zona euro, pero esos tijeretazos en el gasto público están en tela de juicio por su efecto agravante en la recesión.
Con información de Prensa Latina