Luego de esta acción el patio de la casa de Marisol Argudín Clark —ubicada en esta dirección— comenzó con problemas de tupición y desborde de residuos albañales.
En enero del 2013, Marisol (especialista principal del laboratorio clínico del policlínico Isidro de Armas, en Playa) se dirigió a las entidades mencionadas, y comenzó el llamado “peloteo”. En carta a Trabajadores, fechada el 7 de mayo, ella escribió: “Mi patio se mantiene lleno de aguas albañales y por consiguiente ningún tragante funciona. Las lluvias de abril provocaron que se inundara la casa”.
Cuenta Marisol que su esposo rompió el piso del último cuarto en busca de una tubería, que no encontró. Luego, la familia se dirigió a los vecinos para que permitieran “trabajar en sus patios”, pero no lograron la autorización. Con ello quizás, según plantea, se hubiera resuelto el problema.
“Todo parece indicar que cuando la Microsocial hizo la nueva instalación, la conexión de nuestra casa no se realizó (…) y la línea antigua, obstruida por los nuevos arreglos, se desbordó al llenarse”.
La vecina de Pogolotti señaló, además, que cuando se hicieron los arreglos —o desarreglos— la entidad de Aguas Negras no garantizó los materiales de construcción a los afectados, quienes tuvieron que comprarlos. De igual manera, apuntó, que en ese tiempo ningún directivo se presentó en la zona para supervisar las labores efectuadas por la brigada.
En busca de ayuda, en abril transmitió su preocupación al departamento de Higiene y Epidemiología del municipio de Salud de Marianao, también al policlínico Carlos Manuel Portuondo, ubicado en la propia localidad, y a otras instituciones. Ha transcurrido más de un mes y Marisol no ha recibido respuesta alguna.
En la misiva cuenta también que en la casa vive su mamá, una anciana de 80 años, que padece de una anemia aguda, y dos niños pequeños, y alerta que se avecinan las lluvias del período de verano y siente temor ante tal situación.
“Mi casa —dice— es un foco potencial de posibles enfermedades como la leptospirosis y el dengue, entre otras, por la contaminación que puede ocurrir entre el agua potable y los residuos albañales”.
Finalmente, Marisol exige una respuesta, y pregunta: “¿Cuándo harán en mi casa la conexión residual?, ¿quién es la persona o la autoridad que puede persuadir a los vecinos para que permitan realizar o terminar el mal trabajo hecho?, ¿cómo se podrá resolver este caso, crítico y peligroso para la salud de mi familia, de la comunidad y el medio ambiente?