Un pilar indispensable resulta el accionar interno de la sección o el buró sindical, sin lo cual sería nulo el latir de esas organizaciones y, por consiguiente, la masa trabajadora estaría carente de representatividad ante la administración.
Otro elemento determinante es la adecuada y sistemática capacitación del dirigente sindical, alguien que en todo momento habrá de sentirse comprometido de principio a fin con la tarea para la cual fue elegido democráticamente.
Todo está escrito en cuanto al funcionamiento de organizaciones sindicales de base, sin embargo se requiere voluntad, deseos de hacer y de cumplir con la misión otorgada por los trabajadores.
Cuando el dirigente tiene autoridad, prestigio y protagonismo, sus afiliados ven en esa persona a un defensor de los genuinos intereses del colectivo. Para ello hay que cambiar métodos y formas con el objetivo de lograr que el sindicato funcione de manera sostenible y que los trabajadores vean a su organización como útil y necesaria.
No es preciso buscar recursos externos para que la sección sindical cumpla su cometido. En la medida en que se haga sentir su funcionamiento, así se hará más fuerte el sentido de pertenencia de la masa trabajadora hacia su colectivo laboral.