La visita a Cuba del primer ministro haitiano, Laurent Salvador Lamothe, reafirma la marcha de una relación bilateral que, según sus autoridades, privilegia la cooperación por encima de asimetrías e intereses de mercado.
El nivel de los vínculos cubano-haitianos va desde las visitas de alto rango a nivel gubernamental, hasta las que se establecen entre pueblos unidos por la geografía, la historia, la cultura e incluso el enfrentamiento a desastres naturales.
Fue noticia la reunión que Lamothe sostuvo en esta capital con el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Coincidieron en la continuación y ampliación de la cooperación bilateral, que abarca áreas como la salud, educación, cultura, industria azucarera, sideromecánica, veterinaria y pesca.
Hace un par de semanas el presidente haitiano, Michel Martelly, recibía a Díaz-Canel en Puerto Príncipe, donde sesionó la V Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC).
En la ocasión, el jefe de Estado calificó de incondicional la ayuda de La Habana, cuyo representante subrayó la voluntad de continuar y ampliar el ámbito de la colaboración.
Una visita del Primer Vicepresidente cubano al hospital La Renaissance, graficó la profundidad de esos nexos.
Especialistas de la salud de la isla prestan en esa instalación servicios como consultas médicas, fisioterapia y rehabilitación, laboratorio clínico, rayos X y ultrasonido.
También la población haitiana se beneficia allí de la Operación Milagro, un programa cubano para la atención a afecciones oftalmológicas, que ha devuelto la visión a miles de personas en Latinoamérica y el Caribe.
La colaboración sanitaria de Cuba se inició en 1998. Desde entonces 11 mil 327 colaboradores se desempeñaron en la geografía haitiana, en particular donde fueron más necesarios.
Con tal concepto, los cubanos de bata blanca se convirtieron en parte cotidiana del paisaje, incluso en los sitios más recónditos y preteridos donde la pobreza y la insalubridad se antojaban sempiternas.
El terremoto que azotó a Haití en enero de 2010 marcó otro hito en las relaciones bilaterales. La brigada médica cubana se desplegó de forma inmediata en auxilio de las víctimas.
Aquella catástrofe decidió la intervención de Cuba y los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, sobre todo para la reconstrucción del sistema de salud haitiano.
Tales esfuerzos han redundado en la ampliación de la cobertura sanitaria, así como en la diversificación de los servicios, en particular dirigidos a los más necesitados.
La educación es otro terreno de cooperación entre ambos países desde 1999. Sin embargo, desde 1961 en el archipiélago cubano se han graduado mil 236 haitianos.
Otros 332 de ellos realizan estudios en universidades y centros educativos de la isla, en particular en la sede de la Escuela Latinoamericana de Medicina, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba.
El canciller haitiano, Pierre-Richard Casimir, estuvo hace poco en La Habana, donde participó en la reunión de la troika ampliada de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en representación de la Comunidad del Caribe.
Cuba ha hecho énfasis en que durante su presidencia pre témpore de la Celac abogará por la mayor participación e integración del Caribe insular.
Es una postura que tiene mucho que ver con la propia historia. No en balde, Haití acogió más de una vez a José Martí y otros cubanos que luchaban por la independencia contra el colonialismo español.
Con información de Prensa Latina