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Un premio para Rosario

En la gala, Rosario intepretó un fragmento de Rosario Viván

Rosario Cárdenas ya tiene en sus manos el Premio Nacional de Danza. Debió haberlo tenido hace años, si se tiene en cuenta sus grandes aportes al ámbito coreógrafico y de pedagogía de la danza en Cuba. Pero los galardones no siempre van a la par de los merecimientos. El caso es que se ha hecho justicia.

Este martes, en el teatro Mella, la creadora recibió de manos del ministro de cultura Rafael Bernal y del presidente de la UNEAC Miguel Barnet el diploma que la acredita. Fue el colofón de una gala dirigida por otro Premio Nacional de Danza, Alberto Méndez, y a la que asistió el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros Miguel Díaz-Canel.

Modesta, Rosario leyó apenas un pequeño agradecimiento, en el que le dedicaba el premio a sus amigos, colaboradores y público. Mucho más dijo mediante la danza: junto a los jovencísimos bailarines de su compañía, interpretó un fragmento de una de sus más reconocidas piezas: María Viván, inspirada en un poema de su admirado Virgilio Piñera.

Su gran itinerario sobre las tablas no han hecho mella en la bailarina: pudimos apreciar a una Rosario enérgica, con absoluto dominio de la escena, siempre pendiente de todos los matices. Pocas intérpretes pueden vanagloriarse de mantenerse tantos años en tan buena forma sobre la escena.

La gala contó también con la participación de las compañías Retazos, JJ y el Ballet Nacional de Cuba. Entre propuesta y propuesta, versos declamados por el actor Osvaldo Doimeadiós. Los asistentes ovacionaron varios minutos a Rosario Cárdenas, que agradeció los aplausos con emoción visible.

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