Wilfredo Díaz García (La Habana, 1975) no renunciará jamás al deporte. Su historia personal, cuajada de obstáculos y retos, basta para convencerse de ello y elogiar esa especial mezcla de virtud y sacrificio. Su más reciente proyecto le ha conferido notoriedad, alegría y reconocimiento: correr de espaldas ha revivido a un atleta de corazón.
A los nueve años de edad fue captado para el clavados, pero poco después comprendió que lo suyo era el atletismo. En La Lisa practicó varias modalidades del campo y pista hasta que el profesor Sandoval lo guió hacia las pruebas de fondo. Más tarde, Ramón García lo atrajo a la marcha y por ahí ingresó a la ESPA provincial Manuel Permuy.
Wilfredo recuerda claramente cómo perfiló su técnica sobre raíles de línea, y también que fue campeón provincial y medallista nacional en varias ocasiones, durante su paso por las filas escolares y juveniles. En 1990, con solo 15 años, triunfó en el campeonato centroamericano juvenil, efectuado en La Habana. Sus ídolos en esta disciplina fueron siempre los exponentes de las escuelas mexicana y soviética.
Pasó más de tres lustros en el equipo nacional. Firmó marcas de calidad en 10 y 20 km, mas nunca pudo cumplir su sueño de marchar los 50 km. Se sabe de memoria la historia de este deporte en Cuba y lamenta que la desidia y el olvido lo “mataran” progresivamente, llevándose de paso buena parte de sus aspiraciones de adolescente.
¿El retrorunning ha sido un paliativo ante la crisis de la marcha?
Conocía la carrera de espaldas desde niño, de hecho la sumé a mi preparación general para fortalecer los músculos antagónicos. A los 14 años logré correr 14 km de esa manera y en lo adelante hacía por semana cerca de 10 km. A comienzos del 2011 me decidí a buscar información al respecto y encontré una historia fascinante. Entonces me dediqué a introducir la especialidad de modo oficial en el país.
Los resultados llegaron rápidamente…
Soy voluntarioso, me gusta pulir la técnica y aunque comencé en las distancias cortas siempre pensé ir arriba. El 18 de febrero del 2012 me convertí en el primer cubano en cubrir la media maratón de espaldas, con un tiempo (2:10:35 horas) que me habría permitido ser medallista en el certamen mundial de ese año. Después progresé (2:07:00 y 2:06:50) hasta que en enero implanté el actual récord nacional (1:57:09).
El pasado año participaste en tu Marabana número 21 y fuiste el primer concursante en hacerlo de espaldas…
Concluir la media maratón era un compromiso moral y lo hice con récord nacional de 2:06:50 horas. Marabana es la principal carrera del país y uno siempre quiere estar allí. En la próxima edición (noviembre) pienso subir la parada y correr la maratón de espaldas. Si me permiten iniciar una hora antes de la oficial puedo bajar de las cuatro horas y finalizar junto a las mujeres de la prueba convencional.
También te merodean otras ideas atrevidas…
Este año pienso ascender a la Gran Piedra (14 km) y a Topes de Collantes (21 km), así como correr por primera vez una media maratón de montaña, por sobre senderos y otros terrenos irregulares.
Conozco que les ha faltado apoyo para avanzar aún más rápido…
Al principio sufrimos bastante, pero logramos incluir al retrorunning como un proyecto nacional debidamente documentado. Lo hemos llevado a carreras importantes en todo el país. Sin embargo, lo nuevo genera resistencia y nos ha faltado apoyo, por ejemplo, para presentar la prueba como exhibición en la Copa Cuba y el Memorial Barrientos.
¿Será posible organizar un evento nacional?
Se han creado algunos clubes de retrorunning en el país, así que estamos dando pasos para celebrar este año la primera competencia nacional. Es una gran aspiración, al igual que representar a Cuba en eventos internacionales. Hace poco se disputó en España el cuarto campeonato mundial y pudimos haber participado exitosamente.
Una faceta de tu vida menos conocida es la de escribir. Acabas de publicar el libro Dos decádas de maratón femenino en Cuba…
Ese texto es una deuda con la nostalgia. Nuestras fondistas llegaron tardíamente al alto rendimiento y sin la adecuada metodología del entrenamiento. Fueron verdaderas corajudas de las carreteras. Tuve la suerte de vivir aquel movimiento desde sus inicios, compartí sesiones de preparación con las mejores corredoras cubanas y aprecié su sacrificio y profesionalidad. La obra, entonces, es fruto del amor.
¿Algún otro proyecto editorial?
Ya casi termino el título Terry Fox, las alas de la esperanza, y luego deseo realizar una investigación sobre la marcha deportiva en Cuba.