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Eloy se propuso subir al cielo y subió

Por: Jorge Luis  Merencio Cautín

Cuando el baracoense Eloy Frómeta Matos obtuvo su sexta medalla de vanguardia nacional, alguien le comentó que para ser Héroe del Trabajo había que «subir al cielo».

Las palabras de su interlocutor le infundieron una mezcla de temor y embullo. Significaban, por una parte, trabajar más duro aún durante años por vencer lo casi imposible; y por la otra, el reto y el honor de lograr un peldaño exclusivo para los paradigmas de la consagración y los resultados.

El diálogo lo sostuvo a fines de los 80 en la fábrica de chocolate de la Ciudad Primada de Cuba, donde Eloy hacía historia como hombre duro en el timón.  Entonces meditó por breve tiempo, pensó en el ejemplo de su coterráneo carbonero Marcelino Rueda Zúñiga -primer guantanamero Héroe del Trabajo de la República de Cuba- y se propuso «subir al cielo».

Para ello multiplicó su esfuerzo, aportó miles de horas voluntarias como chofer del ómnibus para la transportación de los trabajadores y la solución de cuantas necesidades existieran en la industria, asistió a 20 zafras azucareras, la mayoría como machetero permanente, y en los últimos años descolló como rastrero, trasladando la producción desde la primera de nuestras villas y ciudades hasta diferentes provincias.

Su faena, resumida aquí, le mereció extender a 17 los años como vanguardia nacional del Sindicato de la Alimentación y estar entre los 11 trabajadores que el pasado Primero de Mayo fueron condecorados con el Título Honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

En verdad la vida de Eloy ha estado consagrada al trabajo, al que se incorpora con algo más de 10 años para contribuir al sustento familiar. Eso fue en su Jauco natal a inicios de 1950.  Un lustro después formaliza cierta relación laboral con un campesino dueño de tierra. El machete y la guataca serían sus implementos de labranza hasta que en 1958, en el propio Jauco, se incorpora al Ejército Rebelde.

Recuerda como su jefe al combatiente Fermín Rodríguez, haber participado en la quema del puente de Barigua -cerca de los límites entre los actuales municipios de Baracoa y Maisí- y su primera experiencia obrera como ayudante de cocina en el restaurante La Tropical, en 1961.

A fines de ese propio año comienza a formarse como chofer, oficio de su predilección y al cual ha dedicado más de 40 años de sus 65 de existencia.

De su destreza, eficiencia y disciplina en la conducción de vehículos dan fe también las carreteras de Angola, país en el que cumplió misión internacionalista entre 1980 y 1982.

Por sus sobresalientes resultados laborales, Eloy Frómeta Matos ha recibido además la Orden Lázaro Peña de II y III Grados, las Medallas Liberación Cuba-Angola, de Combatiente Internacionalista de Primera Clase y 30 Aniversario de las FAR.

«Pero en mi vida no ha existido un reconocimiento tan grande e inolvidable como el del Primero de Mayo último, cuando el compañero José Ramón Machado Ventura me condecoró con la estrella dorada de Héroe del Trabajo», asegura sonriente Eloy, quien pide no concluir la entrevista sin antes reconocer el decisivo apoyo de su esposa, Caridad Columbié, y sus dos hijos en su ejemplar trayectoria laboral y revolucionaria.

 

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