Orlando Rodríguez Pérez quiere vivir siempre en el mismo lugar, de lo contrario extrañaría las olas del mar y el saludo de las gaviotas cuando sale el sol. También extrañaría el lugar donde cada flamenco adorna el entorno, el mangle nuevo que nace en las pequeñas playas que se forman a la orilla de esa serpiente gigante, gris y blanca que es el pedraplén Caibarién-Cayo Santa María. Sin todo esto, asegura, «no podré vivir».
Él es un hombre conocido, hoy está eufórico y con orgullo habla del Título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba que días atrás le confirió el Consejo de Estado. «Esta condecoración es colectiva, porque en ella va el esfuerzo de todos mis compañeros, de mi familia, el amor por una obra», señala Orlando.
Es héroe hace años y quienes lo conocen saben que trabaja por convicción y honor, que no busca galardones. «No sé hacer otra cosa que trabajar, tengo que estar dando de mí, si no me enfermo», afirma.
Los integrantes del Contingente Campaña de Las Villas, al frente del cual está Orlando, construyeron el pedraplén Caibarién-Cayo Santa María, una de las obras ingenieras de más trascendencia en Cuba el pasado siglo y que obtuvo el premio internacional Príncipe de Alcántara, España.
Pero antes de este magnífico trabajo, ya Orlando tenía historia. En 1982, en Libia, construyó una carretera entre el frío, el sol y la arena del desierto; días después de llegar de aquel país levantó la moral de su colectivo y terminó la carretera Santo Domingo-Corralillo, de 54 kilómetros; sólo le faltaba hacer un camino en el agua, el que terminó el 21 de mayo del 2000.
“La idea de Fidel de hace más de 10 años ya es un hecho», dice mientras mira fijo el horizonte. Está satisfecho y orgulloso, sabe que por la vía de acceso que construyó el colectivo que dirige transitarán millones de personas de todas partes del mundo; sabe también que esas personas se asombrarán de la obra e incluso muchas nunca se imaginarán en qué condiciones la hicieron.
«Es un vial de 48 km con 46 puentes donde fueron vertidos al mar seis millones 800 mil metros cúbicos de piedra y rocoso. Siempre tuvimos preocupación por el medio ambiente; cada puente propicia el intercambio salino y la circulación de la corriente, así como el mantenimiento de la temperatura de las aguas. La coraza fue construida al mismo tiempo que el vial y ella ha estado expuesta a las más exigentes pruebas como han sido los ciclones Lili, George e Irene», nos cuenta Orlando.
Desde hace más de dos años la vida le impuso un obstáculo a este hombre, al perder su pierna izquierda; aun así se mantiene al frente del colectivo, construyó la pista de aviación de mil 800 metros y la terminal aérea en Cayo Las Brujas; terminó el vial regional al sur de Cayo Santa María con el que se comunica toda esa zona, la plataforma de los dos primeros hoteles de la cayería, cada uno de 300 habitaciones, y dice estar dispuesto a iniciar el viaducto Caibarién-Cayo Guillermo, en Ciego de Ávila.