No lo conocí personalmente, cuando partió de este mundo tenía dos años de vida, pero dejó un cúmulo de saberes que he adquirido mediante lecturas y referencias literarias.
A la memoria del musicólogo y etnólogo Argeliers León Pérez (La Habana, 7 de mayo de 1918- 22 de febrero de 1991) va dedicado este texto en el centenario de su natalicio, quien recientemente fue homenajeado en la XVI edición del Premio de Musicología, certamen creado por él.
León Pérez comenzó los estudios musicales en el Conservatorio Municipal de La Habana con los maestros Domingo Fortún, Antonio MompóManuel Luaces, entre otros. Años después, en 1943, complementó sus conocimientos con el reconocido compositor español de nacionalidad cubana, José Ardévol en esta institución. Fue inicio de su formación artística, pero no la etapa definitoria para considerarlo como el musicólogo que fue.
En la Universidad de Chile recibió clases de didáctica musical y folklore, además de ser alumno de María Muñoz y Fernando Ortiz en la Escuela de Verano de la Universidad de La Habana. Pero es en París donde completó su formación en Composición y Análisis Musical con la profesora Nadia Boulanger (junto a ella examinó buena parte de las obras del compositor ruso Igor Stravinsky).
Asimismo en 1942 formó parte del Grupo Renovación Musical, integrado por Harold Gramatges, Edgardo Martín, Serafín Pro, Virginia Fleites, Julián Orbón y Juan Antonio Cámara, en el que volvió a coincidir con José Ardévol, su director.
Otro reconocido compositor y pianista, César Pérez Sentenat — cuya obra deviene símbolo del patrimonio sonoro nacional al crear en ella una atmósfera rítmica en la que mezcla ritmos afrocubanos y campesinos — resultó una figura influyente en su carrera artística.
“El interés por los estudios teóricos que me llevaron directamente a mi inclinación hacia la musicología se lo debo al maestro César Pérez Sentenat. Pudiera relatar muy detalladamente lo que eran sus clases de teoría de la música, cómo nos hacía leer y estudiar críticamente los libros hasta elementos acústicos que nos mostraba y hacía escuchar”, puntualizó León Pérez.
Al triunfar la Revolución fungió como director de los departamentos de Folklore y de Musicología, del Teatro Nacional de Cuba y la Biblioteca Nacional José Martí, respectivamente. También asumió la dirección del boletín de Música de Casa de la Américas, entre otros cargos.
Más de 50 textos, entre ensayos e investigaciones, realizó en vida, así como diversas obras para casi todos los géneros musicales.
El poeta y etnólogo Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, al conmemorarse el aniversario 55 del histórico discurso del Comandante Fidel Castro Ruz, Palabras a los intelectuales, en la Biblioteca Nacional, rememoró la impronta que dejó en su vida Argeliers León.
“Lo conocí en 1958 (…). Me vio con una libretica haciendo anotaciones y me preguntó si me interesaba eso. Le respondí que mucho (…) y me trajo a trabajar a la Biblioteca Nacional en el Departamento de Musicología. Me prestaba libros y me llevó en dos ocasiones a casa de Don Fernando Ortiz,” puntualizó el también Presidente de la Fundación Fernando Ortiz.
Acerca de su labor con el maestro en el Teatro Nacional comentó: “Yo era su asistente, su amanuense, con gente de su equipo llevamos ahí a los abakuás, los cantos yorubas de Cuba y todo un arsenal de música de origen africano”.
Por vasto legado a la cultura nacional, muchos lo consideran el padre de la musicología cubana. Razones sobran. Y mientras exista el Premio de Musicología y la buena música cubana, por la que tanto abogó, el maestro vivirá.