La destacada escritora decimista Encarnación de Armas Medina recibe por estos días el homenaje de la Feria Internacional del Libro a su paso por Mayabeque, merecida deferencia a la primera mujer que mereció el Premio Cucalambé, en 1994, con su poemario Beso que desata luz.
“Es una emoción inmensa la que experimento —expresó la poetisa a Radio Jaruco—. Agradezco por tal reconocimiento y me ratifico como una amante incansable de la poesía, de la narración, de toda esa fantasía que una puede desbordar mediante la literatura”.
Según la edición digital de Radio Camoa, la autora, maestra de profesión e Hija Ilustre de la Ciudad Condal de Jaruco, destacó la labor de los repentistas de la provincia a favor de la décima, especialmente de los cultivadores del género en el municipio de Güines, e invitó al público a aproximarse a las páginas de Para después de mañana, una antología que presenta en la Feria la Editorial Montecallado con lo mejor de la décima de la creadora jaruqueña, activa y entusiasta a los 84 años de edad.
Mujer indescifrable, como la calificó diez años atrás un comentario del poeta y narrador Modesto Caballero Ramos, esta inagotable escritora y promotora cultural —nacida en la localidad de Majana en 1933— había cosechado ya diversos lauros cuando se alzó con el referido galardón por Beso que desata luz, publicado en 1995 por la Editorial Sanlope, de Las Tunas. Al conquistar entonces el más alto premio de la décima escrita, al tiempo que certificaba la altura estética de su discurso poético, se convertía en una confirmación de la avanzada que representaban las poetisas para la estrofa de diez versos en la antigua provincia de La Habana, territorio del cual se desprendió la actual Mayabeque.
Autora de poemarios como Tengo un ala, Abril no tiene la culpa y Atisbo desde el desvelo, su trayectoria literaria ofrece numerosos reconocimientos en certámenes nacionales como Ala Décima, Décima al filo y Modesto San Gil, de Ciego de Ávila. En el 2009, Encarnación de Armas fue la ganadora del primer concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, la única cita literaria en que se compite glosando versos del autor de Viajera peninsular, lauro que mereció por su obra Soliloquio en la distancia, la cual se inicia con la siguiente estrofa:
Poeta, pido a la muerte
en abstinencia de luto,
que me conceda un minuto
el privilegio de verte.
Quiero conocer tu suerte
donde el tiempo deshilvana
un susto de arruga y cana
del humano desnivel,
y palpar sobre mi piel
tu proximidad lejana.