El Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler, presentó la semana pasada el volumen Monumentos Nacionales de la República de Cuba, un texto de consulta, destinado a estudiosos, especialistas e interesados en nuestro acervo.
Preparado por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y la Comisión Nacional de Monumentos, reúne información sobre todos los sitios históricos, naturales y arqueológicos, los centros urbanos y edificaciones, los objetos y paisajes culturales que han recibido la condición de Monumento Nacional.
Esas son las expresiones concretas de nuestra historia.
Sobre cada uno se ofrece una breve y diáfana explicación, las razones que avalaron el nombramiento, la fecha y las resoluciones, los mapas y una selección fotográfica.
Este volumen es, en definitiva, un punto de partida. La recopilación es testimonio del empeño institucional por preservar la memoria de la nación. Pero ese es un empeño permanente, que no concluye en el simple reconocimiento.
No es objetivo del libro teorizar sobre las acciones de conservación y restauración de los monumentos, ni propone esquemas de promoción o estudio, ni siquiera pretende hacer una profunda evaluación sobre las condiciones actuales de algunos de los exponentes.
Pero hojeándolo queda claro que muchos de estos monumentos ameritan del concurso, no solamente del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, sino de las instituciones locales e incluso de los pobladores, para garantizar su adecuada conservación.
El libro que nos ocupa hace un exhaustivo recorrido por todo el país, pues todas las provincias cuentan con lugares y edificaciones de extraordinario valor.
Es un libro lujoso, de tapas duras y exquisita impresión. Esta es una primera entrega, que llegará a los principales especialistas y autoridades del tema. Se prevé que en próximas impresiones llegue a las bibliotecas del país.
Pero estaría bien, es más, sería necesario concebir en algún momento una edición popular, de mucho más alcance. Seguramente tendría una especial acogida entre el público. Y sería un material valioso para los estudiantes de todos los niveles en todo el país.
Complementaría los programas de estudio de la historia. Porque los Monumentos Nacionales forman parte del paisaje cotidiano, aunque muchas veces los pasemos por alto.