Lo angelical y lo diabólico se han paseado de la mano en la literatura hispanoamericana de las últimas décadas. No estoy pensando solo en la novela del Gabo dada a la luz en 1994. Otros textos menos conocidos como De ángeles y demonios, de Yazmina Calcines (Editora Abril, 1992) han dado fe de ese maridaje, entonces —y todavía— considerado herético por demasiada gente.
Pero entre ambos polos antagónicos quizá no hayamos asistido a fricción mayor que la que nos ofrece El secreto demonio de los ángeles (Letras Cubanas, 2013), del poeta y narrador Frank Padrón Nodarse (Pinar del Río, 1958), de seguro más familiar para el gran público como crítico de cine, en virtud de su popular programa televisivo De nuestra América.
El volumen se inaugura con un cuento que bien valida todo el conjunto, sin que el aserto demerite en nada las narraciones que siguen. Esta primera pieza (Lot, Sodoma y los ángeles) es una subyugante recreación del pasaje bíblico de referencia, con inserción de citas textuales del libro del Génesis en su versión popular, las cuales aparecen incorporadas al hilo dramatúrgico sin costura alguna, gracias al virtuosismo narrativo del autor.
A más de esas excelencias técnicas, trasciende el texto por su equilibrio entre la enarbolación del humano derecho al goce carnal (no pude menos que recordar a Marguerite Yourcenar y sus valoraciones de los mitos del Gita Govinda, de Jayadeva) y la reprobación de los excesos que en nada lo favorecen, descalificación aquí metaforizada con la relectura del mito bíblico.
El contrapunto entre la legitimación y la demonización de las disímiles variantes de identidad sexual es el fondo ideotemático de El secreto…, que empalma situaciones diversas —de escena contemporánea salvo el referido primer relato—, entretejidas con un erotismo desenvuelto y consecuente con su intencionalidad artística, así como una sorprendente capacidad para asumir, fundiéndolos, los ángulos más dolorosos de cada drama, un lirismo a veces asumidor de fugacidades, y el chispeante humor tan inherente a nuestra cultura.
Expresión de todo ello, y merecedor de párrafo aparte, es De camarón —segundo de los cinco cuentos y siete textos epistolares que integran el tomo—, donde el lector asiduo de esta zona de la narrativa degustará deleitosas evocaciones a un tiempo boccaccianas y lezamianas.
Las sorpresas existenciales que siempre nos depara el ser humano están presentes a lo largo de este empeño creativo desde la literatura, y se me antoja que las refuerza ese goteo de siete cartas entre una sexóloga y sus pacientes, las cuales, entresacadas de sus páginas en el libro y colocadas una tras otra, son a no dudarlo un sexto cuento.
Nada de ver la vida absolutamente en blanco y negro, nos dice a fin de cuentas, con El secreto demonio de los ángeles, el poeta Frank Padrón, a quien hay que agradecer otros cuadernos de narrativa (Eros-iones, Ediciones Unión, 2001; Las celadas de Narciso, Extramuros, 2006; Cuentas y cuentos, Herencia Latina, 2010) y poemarios igualmente queribles como Pura semejanza (2004), Conversación en la luz (2006) y Los latidos del espejo (2008).