Hay un futbolista italiano jugando en Cuba. La noticia crea desconfianza entre quienes la escuchan, pero es cierto: Pietro Resta, natural de Florencia, trota en el lateral izquierdo del equipo La Habana.
Más acostumbrados a mirar fuera que a buscar dentro, por años la participación de jugadores foráneos en el fútbol cubano ha quedado en silencio. Pietro es el primer hijo de la península itálica que participa en nuestros clásicos en los últimos 60 años. Mas, no es el primer extranjero que lo hace.
Desde sus inicios, el certamen estuvo plagado de europeos, traídos desde el Viejo Continente por los clubes deportivos españoles con asiento en La Habana. Nombres como Pepito Riera, Manolo Álvarez, Juan Lozano, Alonso Diez y Jorge Avilesu se hicieron familiares para los fanáticos que abarrotaban nuestros estadios.
Hasta la década del 50, fecha a partir de la cual decayó la práctica de este deporte, ante la influencia del béisbol, una verdadera legión de extranjeros enriquecieron los clubes habaneros. Sin embargo, no acabaría en esa época las participaciones foráneas.
Según el estadístico Benigno Daquinta, en los años 60 del pasado siglo el congolés Ricardo De Bintu y el angolano Antonio Dos Santos incursionaron en nuestro césped; tradición que mantuvo en los 80 el también africano Bernardo Faustino (ANG), quien jugó con el conjunto avileño.
Más recientemente, futbolistas como Kessele King, Adama Keita, Pancrasio Inkema y Elio Reiner vistieron las franelas capitalinas. Como dato curioso, el último gol anotado por un extranjero salió del botín de Inkema el 7 de octubre de 2009, al minuto 75 del partido entre Industriales y Ciudad de La Habana.
La historia de los jugadores de otras latitudes en el fútbol cubano se extiende por más de un siglo. Pietro Resta, este joven italiano de 21 años, da continuidad a una rica historia.